Tartaruga en Açores


Si buscas navegar entre cetáceos una opción ideal es acercarse a Las islas Azores, y eso es lo que habíamos hecho Juankar  y yo esos días. Una vez allí las sorpresas saltan a medida que estás navegando, en esta ocasión habíamos embarcado en un Zodiac de Terra Azul, empresa muy recomendable de avistamiento de cetáceos de Vila Franca do Campo. 
Tortuga boba, Caretta caretta, Tartaruga marinha comum
Mientras nosotros estábamos mirando al horizonte, oímos a Nuno el patrón de la zodiac el  grito TARTARUGA!!!!”,  tomaaaa!!!! Una tortuga marina parece dormir a la deriva, precisamente, parece es este hecho, el de quedarse dormida a la deriva es el que hizo que en castellano se las denominara como “Tortuga boba”(Caretta caretta), ya que esta costumbre de tomar el sol tan placenteramente, hace que sea fácil de capturar, y por desgracia igual de fácil de que sea embestida por embarcaciones con fatales consecuencias para ella.


Desde dentro de  la zodiac martillean los disparos de la cámara de Juankar, lentamente nos acercamos a la tortuga, a primera vista veíamos sombras bajo la tortuga, nos parecía que podía arrastrar algas entre las patas, preferíamos pensar eso, aunque también temíamos que fuera algún otro material como plástico el colgante, pero nada más lejos de la realidad.

 Nuno tripuló suavemente con el ánimo de atrapar la tortuga, y nuestra guía  con medio cuerpo fuera del bote iba a intentar capturarla, y así librarle de las presuntas ataduras al mismo tiempo que chequear si este ejemplar había sido marcado anteriormente.

 Al alzarla vemos que ligera no es, nosotros lo vemos porque la guía y Nuno el patrón, lo sufren en su espalda, un ejemplar de 65 centímetros de largo, por suerte, estaba libre de plásticos o algas,  y tampoco tenía ninguna marca que ayudara a conocer su origen, unas pocas fotos más a bordo, y el disfrute de tener al alcance tan bello ejemplar y vuelta al agua, a continuar esa migración que la lleva a recorrer miles de kilómetros.

Una de las sorpresas vino al visionar el vídeo que habíamos hecho con la gopro. Quien nos iba a decir que aquello que temíamos lastre no era tal, eran al menos seis  peces, que como rémoras buscan la protección del reptil, y quien sabe si una simbiosis en la búsqueda de comida y limpieza, peces que durante  la captura de la tortuga se había quedado escondidos bajo nuestro barco,  y que poco tiempo perdieron en volver bajo la “nave nodriza” a la que parece que  acompañan en la migración.

Otra curiosa sorpresa nos esperaba al revisar las imágenes obtenidas por la gopro en casa, durante el tiempo de la captura, en la suelta de la caretta la cámara capta las imágenes de unas sirenas en la penumbra vuelan bajo el mar y fuera del alcance de nuestros ojos, ¿que son?, eso te toca descifrarlo a ti y lo veremos algo mejor en una próxima entrada en este blog.
Si algo me hace disfrutar de lo que captura la gopro es la certeza de que lo que nos  esconde el mar es ilimitado, y que cada vez que salimos a alta mar, aprenderemos algo nuevo. y la cámara submarina nos muestra como si se tratara de una pequeña mirilla que nos hace intuir una pequeñísima parte de las maravillas que el mar nos esconde.
Las fotografías son de Juankar, y los videos de Tomás, y la música del vídeo es una improvisación sobre la marcha de mi hijo Zelai.

Un Mérgulo en Hondarribia. Recogido y ya liberado. Alle alle, Pottorro txikia, Little Auk.

El pasado jueves 30 de noviembre junto con el temporal de viento y nieve que azotó el Cantábrico, un pequeño visitante se une a la lista de pescadores que habitualmente se dedica a la búsqueda de pescado en el puerto de Hondarribia. 
Mergulo, Alle alle, Pottorro txikia, Little Auk. 
Días después entre los pajareros corre la voz de que “El deseado” ha llegado a puerto. Y comienza la peregrinación de bicheros provistos de prismáticos, telescopios y cámaras al puerto de Hondarribia.
 A mí me avisa Juankar  y yo aviso a la persona más cercana al lugar que conozco Xabi Mendarte, quien esa misma tarde se acerca al puerto y me confirma que el 4  de diciembre con las últimas luces un mérgulo sigue por allí. Era lo que necesitaba para animarme a pillar los bártulos, y en la madrugada del martes salir hacia esa "ocasional meca" de pajareo.



Una vez allí me voy al pequeño puerto deportivo junto al aeropuerto, y allí nadie, ni bicho ni rastro de gente… me pregunto si se habrá ido ya. Sigo la margen izquierda del Bidasoa, paso la playa y por fin cuatro kilómetros después en el puerto refugio, veo unos bicheros con cámaras, humhm huele a bicho (que perspicaz) y si, entre los barcos allí está el deseado mérgulo.
Nadando cual muñequito de  Duracell, un pequeño pingüino de peluche, rema que te rema y va zigzagueando entre barcos, y con un grupo de bicheros a sus espaldas sin perderle de vista desde la orilla, los pescadores provistos de cañas alucinan con la cohorte de paparazzis que le escolta desde la orilla, en sus escasos buceos consigue algo de intimidad.
Mergulo, Alle alle, Pottorro txikia, Little Auk.
Son momentos en los que se especula con el estado del mérgulo, de si estará sano, de la razón por la que ha llegado hasta aquí, en su remar se observa que la pata izquierda no se mueve como la derecha, que parece quedar colgada mientras la derecha patalea fuerte. Bucea de nuevo y desaparece de la vista, una chica señala que ha subido a la bocana izquierda del puerto nuevo, allí se queda aletargado momentos en los que es afotado de todas la maneras posibles, compactas réflex, móviles, llenado de tarjetas, los paseantes preguntan por lo que levanta tanta expectación un simple pájaro, y el mérgulo ajeno al revuelo, se mantiene tumbado, un par de cabeceos y rueda entre las rocas de la escollera, hasta que solo se le ve la cabeza, desaparece oculto por las piedras, mala pinta tiene, nos tememos lo peor. Pero de momento no, sobrevive, minutos después aparece de nuevo en el agua, da una vuelta al puerto y consigue llegar cerca de uno de los pantalanes que da acceso a pequeñas txalupas.



A duras penas comienza la subida a la orilla, anda con sus minusculas patas, y ayudado de un aleteo forzado  como se ve en el video, cuan naufrago exhausto, se desparrama en unas piedras junto a una maroma, hasta aquí ha llegado, y todo apunta a que sin ayuda no va a ir más lejos. Un par de gaviotas patiamarillas lo sobrevuelan, estas piratas de puerto, no perderán la oportunidad de un almuerzo si la situación continua.
Hablamos entre nosotros, y decidimos llamar al centro de recuperación de fauna silvestre Arrano Etxea de Igeldo, desde allí nos dicen que no tienen a nadie para que venga a capturarlo, que están todos ocupados en su trabajo, y que solo, si lo recogemos nosotros y les llamamos de nuevo, que se pondrán en contacto con un Basozaina, para que se lo entregamos para que sea él quien lo acerque al centro.

Toca actuar, uno va a buscar una caja un caja de cartón, otro un saco con papeles otro ofrece sus botas, para pisar el agua, y manos a la obra, el pobre mérgulo no tiene ni fuerzas para ofrecer resistencia y se deja hacer. De las piedras, lo metemos en la caja y rápido uno de los pajareros se lo lleva en coche a Arrano Etxea donde esperamos que sea atendido.
Unas horas después llamamos por teléfono para saber su estado, y nos cuentan que tras una breve manipulación no le encuentran ninguna herida, eso sí, está muy débil, la buena nueva es que acepta la comida y bebida.

A la tarde del día siguiente, llamamos de nuevo al centro de recuperación, y desde allí nos dicen que el mérgulo ha respondido muy bien  a la alimentación y al descanso, y que hace unas horas aprovechando la buena mar fue liberado al Cantábrico. 


El mérgulo el deseado, ese mito pajaril, ese pequeño pingüino del tamaño de un mirlo, que sale en las guías de la península ibérica pero que pocos pajareros han visto vivo en nuestras costas, ese ave que para muchos es considerado el ave más difícil de observar en libertad, ejemplares que son capaces de atravesar temporales, con una fuerza impropia de su tamaño, si, lo hemos bimbado. No es que sea un ave que esté en extremo peligro de extinción ya que dicen que puede haber más de 15 millones de parejas, pero que cría allá en los acantilados del Ártico, cerca del oso polar y las morsas, nada cerca de las pocas ballenas glaciales árticas, allá donde en estas fechas invernales están de noche perpetua y se viven las auroras boreales, 

Buscando información sobre el mérgulo he encontrado una página que va para mis marcadores, así que si te interesa leer más sobre este pitufo no dudes en pinchar en el enlace y descubrir más sobre este interesante y esquivo álcido, alimento de esquimales y presunto responsable de la muerte de  Knud Rarmusen http://www.viajandoaverbichos.com/2017/07/el-mergulo-marino-el-pitufo-de-los.html
Ahora toca el siguiente objetivo, ver el mérgulo en alta-mar, luchando por sobrevivir surfeando entre olas, buscando su comida donde este minúsculo bicho hace competencia a los más grandes de los animales del planeta, las ballenas, con los que comparte dieta, es decir el plancton. no pido mucho, me conformo con ver algo como lo que pudo fotografiar Iván Sarabia con Juankar en el Katxarrote, patroneado por José Núñez.
lhttp://juankarandres.blogspot.com.es/2017/12/paino-boreal-muchos-frailecillos-alcas.html



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