Fauneando por Izki en día de fortuna.

Desde que la familia Llosa García comenzara con la idea de montar el hide en Izkiz, seguí con especial interés la aventura de Fauneando. Su Ubicación me encantaba en el top de Izki. Comprobar límites del terreno, elección del emplazamiento de la cabaña. La construcción. El árduo mundo administrativo de los permisos para actividades de este tipo.  En este espacio de tiempo varias veces nos hemos pasado por allí arriba pero hasta esta primera nevada de 2018, no había intentado afotar nada allí dentro. Y eso había que remediarlo. y Andoni e Ibai me habían dado carta blanca para intentarlo. Y que mejor manera que cuando las aves necesitan apoyo alimenticio, es decir que  tras una buena nevada. Días de fortuna que se dice,  Obekuri es el pueblo. Llegar allí fácil las máquinas quitanieves han cumplido y la carretera está limpia así que me planto con el coche en un pispas.




Desde aquí a cargar con el equipo. Trípode,  Objetivo. Agua...  ¿15 kilos? Esto sería un paseo si no fuera porque ha  caído medio metro de nieve. Y últimamente el puñetera asma se acuerda de empequeñecerme la capacidad pulmonar.
Típi tapa Típi tapa. Pa arriba...  la helada de 8 bajo cero ha dejado la nieve  dura con lo que las raquetas apenas se hunden en el frío manto.
A mi espalda queda la sierra  de Cantabria. Luce albina parece haber mutado a una preciosa   peineta plateada mate. Esta vez la cara norte de palomares, parece elevarse más vertical que nunca, para lucir orgullosa su nueva piel blanca.

al fondo la Sierra de Cantabria y a los pies el pueblo de Obékuri.

Tras el duro ascenso. Al menos para mí este día.  Llego al terreno. Y me encuentro la puerta de la cabaña atascada por medio metro de nieve helada. La algarabía de bichos ya está montada. Pero ahora no estoy para ellos con una paleta. Previsor que es uno. (Si los que me conocéis no reíros... a veces me acuerdo de preparar las cosas, y si  esta vez lo he traído casi todo.) A base de golpes rompo el hielo y voy abriendo el hueco por donde entrar. Retiro la nieve picada por la herramienta y para adentro. Lo primero coger un poco de aire, y calentar las manos, es lo que necesitaba, pero no podía ser todo tan fácil. Recién cerrada la puerta a escasos tres metros. Llega la joya, está el pico mediano y no me deja un instante de relax. Será cabronazo... y yo sin preparar. El cuerpo humano como cambiando de chip. Se olvida del cansancio y pasa a modo fotógrafo. Sacude la nieve de la mochila, saca el trípode. Estira patas. Pon la cámara. A recordar si la tarjeta ya la he descargado...cogí la pila del cargador?   Mientras el mediano sigue allí, y yo sin hacer una foto.
Con el trípode desequilibrado, el tornillo suelto le apunto... y ya está. ¿Dónde está? eso me digo yo, miro a todas partes y nada, Intxisu el duende me lo vuelve a hacer, ha desaparecido.

Turdus merula, Mirlo común, Blackbird


Quienes hacéis fotos ya sabéis de que va esto. Mezcla de desesperación y ese temor de que has podido perder la foto del día. Es entonces cuando saco el termo con el caldito que preparó ayer Arrate y voy sintiendo cómo se me normaliza la respiración y el pulso. Unos mirlos miran el revuelo de bichos que por allí no para de revolotear, los Turdus parecen los más tranquilos como si el estrés y movimiento pajaril no fuera con ellos, ellos serán los primeros en recibir las primeras fotos, al menos ellos colaboran quien sabe si posará  sin saberlo o por coquetería. pero me vienen bien para hacer primeros ajustes
Turdus merula, Mirlo común, Blackbird

Por hoy  dejo la entrada,   intentaré seguir con ella mañana.
 to be continued
Turdus merula, Mirlo común, Blackbird.

ggg